La crisis económica, sanitaria y ecológica que ha traído la Pandemia del COVID 19 ha sido un evento de larga duración que ha impactado a todas las regiones, sociedades y sistemas en el Planeta. Unos en mayor medida que otros pero nadie duda de lo imprevisible de las repercusiones catastróficas de este ¨Cisne Negro¨.

Esto ha obligado a las compañías a estar preparadas para todo tipo de contingencias y a visibilizado las carencias en la preparación y concienciación de las empresas, especialmente a las que por su carácter de pequeñas o medianas, no poseen una estructura de conocimiento cerca al tema de la Gestión de riesgos. Es por eso que la realidad superó a la fantasía.

Lo desconocido ha puesto de presente la importancia de dimensionar la incertidumbre, esa sombra que acompaña toda actividad humana y que se alimenta de la desinformación o el desconocimiento, esparciendo sus efectos negativos que se acentúan por no incorporar un pensamiento basado en riesgos como una habilidad gerencial imprescindible para tomar decisiones acertadas en tiempos de normalidad o saber afrontar una crisis que, como esta, amenaza la continuidad de miles de negocios, de todos los tamaños.

Si bien los datos juegan un papel importante, y sirven de insumo definitivo para el análisis; todo se hace insuficiente si no se consideran los Riesgos y las Oportunidades a los que se enfrenta un gerente, líder o empresario, a la hora de evaluar las variables de una decisión.

La Previsión e imaginación son ahora protagonistas de los análisis. Tener una visión histórica aporta luces sobre las buenas prácticas utilizadas en este o tal fenómeno; esto es vital porque en un escenario presente, las tendencias políticas, macro y micro económicas, ambientales, sociales y tecnológicas inciden en la evolución de los acontecimientos y estas no se ven reflejadas en los análisis porque estamos acostumbrados a una gestión de riesgos basada en matrices, así como con acciones de prevención y mitigación debidamente controlados y monitoreados.

¿Cómo se puede gestionar el riesgo ante eventos como estos?
La probabilidad está fuera de control (no es posible aplicar ninguna acción para disminuirla), así que fortalecemos la mitigación para minimizar su impacto en la sociedad o la empresa. Los Modelos de Continuidad de negocio son una guía para materializar el refrán conocido y poco entendido que nos dice: ¨Prepárate para lo peor, espera lo mejor, y acepta lo que venga¨

La Continuidad de negocio es mucho mas que una idea, es una buena práctica convertida en un estándar e indexada en una norma. Si bien el producto de ese trabajo se traduzca en un documento maestro para aumentar la resiliencia, la Continuidad de negocio está signada por ¨el Propósito¨ y alrededor de él se conjugan los procesos, recursos, procedimientos para reestablecer y recuperarse, que siguen siendo medios útiles pero que son una campana sin resonancia, si no está alineado con el deseo de seguir y mantenerse ante las adversidades.

Mas allá de los estándares que nos ofrecen las normas y las matrices, es la Oportunidad de considerar los riesgos en el diseño, ejecución y monitoreo de la estrategia de valor, al redefinir los negocios y avizorar escenarios reales, sin abandonar el propósito de continuar, suplantándolo por el de ¨sobrevivir¨, como el que estamos viviendo actualmente.

Así la vuelta a la normalidad, en el mejor de los escenarios, no provoque la desaparición de la compañía, se requiere de un equipo con experiencia en la elaboración y en la ejecución de simulacros, para evitar en la medida de lo posible las improvisaciones, considerando una estrategia que recoja los aprendizajes y los incorpore, involucrando todos los grupos de interés y trabajar en su formación para la participación, superando los límites de la disponibilidad de infraestructura, la gestión del conocimiento, la operación remota y los niveles de servicio.

La promesa de valor de la empresa entonces se reforzará con una actitud propositiva, superando los eventos disruptivos y ganando experiencia a partir de ellos, lo que terminará propiciando un entorno de resiliencia desde la normalidad, preparándose para la disrupción.